Acabo de leer el artículo “La desgracia de los millennials que #AmanSuTrabajo» publicado el 4 de febrero de 2019 por el NY Times y no aguanté las ganas de escribir algo, demás de que la frase Trabaja para vivir, no vivas para trabajar no podía salir de mi mente.

¿Cómo ser feliz cuando sientes que te ahogas en la rutina? ¿Cómo levantarte todos los días con una sonrisa para ir a trabajar? Sobre todo cuando se trata de un trabajo que no disfrutas, que te estresa, donde tal vez tengas a un superior que abusa de su posición para explotarte emocional o laboralmente. 

Me encontraba en el festejo godín de la despedida de una compañera que cumplió 30 años de servir a la empresa. Entre lágrimas y risas de todos los presentes, me di cuenta que yo no quería una vida como la de ella o como la de mis papás en la que habían permanecido en una misma empresa toda su vida, sí, tal vez escalando, tal vez aprendiendo, pero me pareció impresionante en ese momento pensar que fue el mejor de los escenarios porque en el peor, después de dedicarle 5 o 10 años de lealtad a una empresa pueden decirte gracias por tus servicios, no eres tú, es la crisis económica. En lo personal, siento más satisfacción trabajando horas extras cuando sé que esa recompensa será a largo plazo para tener algo propio. Cuando le conté esto a mis papás definitivamente no lo entendieron y menos concebían la idea de trabajar en una agencia creativa (porque estudié diseño gráfico) donde no me paguen seguro de gastos médicos mayores o no tenga caja de ahorros. Recuerdo muy bien la frase de un ex jefe que me dijo “Trabaja para vivir, no vivas para trabajar”, esa frase ha permanecido conmigo en mi experiencia laboral porque creo que a veces entregamos más para sentirnos satisfechos con nuestro desempeño y tener una excelente evaluación trimestral, pero nos desenfocámos de los hábitos que benefician nuestra salud.

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Recomiendo comenzar a trabajar mientras estudias para enfrentarte lo antes posible y prepararte para el mundo laboral. Recomiendo probar en agencia, en institución del gobierno o empresa privada, la que sea tu mejor opción para aprender de los mejores y conocer un mentor que pueda guiarte en tus metas profesionales. Sin embargo, lo que yo he vivido es que llega un momento de la rutina en que no puedes seguir viviendo para que llegue el viernes y el sufrimiento del domingo es cada vez más agotador y más insoportable. En ese momento fue cuando me di cuenta que explotarte no es un modo de felicidad, sino que está muy alejado de serlo, pero sentir paz porque terminaste tus pendientes, tareas ya sea laborales o personales sí es un modo de felicidad o tranquilidad. 

Lo mejor que te puedo recomendar es que encuentres el balance entre tus metas personales y laborales. Fíjate una meta y nunca pierdas de vista tus sueños. Trabaja para vivir, para cumplir tus sueños y, sobre todo, para estar en paz. Así que aquí estoy yo, comenzando este proyecto personal que me da mucha felicidad.

Photo by Ian Dooley on Unsplash

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